Sistema financiero: apuntes para una ocasión que no llegó
ENRIQUE MARSHALL Director Magíster en Banca y Mercados Financieros PUCV, Exvicepresidente del Banco Central
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Enrique Marshall
Me inscribí para participar en las audiencias convocadas por la comisión de la Convencional Constitucional que analiza los temas económicos. Quería compartir con sus miembros algunas reflexiones sobre el régimen monetario y financiero vigente. Las personas que se inscribieron fueron muchas, lo que no permitía escucharlas a todas. Se fijaron ciertos criterios de selección y enseguida se efectuó un sorteo que no me favoreció. Aprovecho esta columna para expresar los principales conceptos de la presentación que preparé para una ocasión que no llegó.
Primero, el sistema financiero cumple funciones fundamentales en una economía moderna. Por ello, resulta extremadamente difícil concebir el desenvolvimiento de esta con prescindencia, parcial o total, de la actividad financiera.
Segundo, el objetivo último del sistema financiero no es servirse a sí mismo ni a sus partícipes. Su razón de ser es servir a las personas naturales y las empresas productivas, sean esta últimas pequeñas, medianas o grandes. Se podría decir que su tarea es atender las necesidades de la economía real.
Tercero, el sistema financiero chileno ha experimentado un notable progreso en el curso de las últimas décadas. Ha avanzado significativamente en profundidad, eficiencia e inclusión. Lo que se observa hoy es muy distinto a lo que se tenía en el pasado, cuando la oferta de créditos para la vivienda era escasa o nula y el financiamiento de la inversión productiva de largo plazo era exigua y prevenía principalmente del exterior.
Cuarto, parte importante de este progreso se lo debemos al Banco Central autónomo, reconocido como tal en la actual Constitución. Actuando coordinadamente con los reguladores y supervisores, la entidad rectora ha contribuido significativamente a generar un ambiente de estabilidad, quedando atrás la última crisis financiera de envergadura, que es la de 1983.
Finalmente, sin perjuicio de lo señalado, el sistema financiero enfrenta numerosos desafíos de cara al futuro: profundizar la inclusión financiera, porque ésta aún no concluye; incorporar con mayor fuerza los criterios medioambientales en las decisiones de financiamiento; mejorar la atención brindada a las PYME; promover la diversidad, incluyendo la participación de las mujeres en posiciones gerenciales y directorios; fortalecer la educación financiera y la cultura del ahorro, contribuyendo así a la toma de buenas decisiones por parte de los hogares y, consecuentemente, a la estabilidad del sistema financiero.
Quizá estas reflexiones no se relacionan directamente con los temas más sensibles que se discuten en la Convención. Sin embargo, ponen de relieve que existen algunos ámbitos, donde la tarea es perfeccionar o mejorar lo que existe más que partir de cero. El actual régimen monetario y financiero es precisamente uno de esos ámbitos.